Torre de Beas

Torre de BeasLa torre de Beas situada en la Plaza de España, anexa a la Parroquia de San Bartolomé, se alza en la cabecera de su nave de la epístola. Es signo de identidad para los beasinos/as, ya que es el monumento principal, el que mejor nos representa.

De unos 40 metros de altura. Se compone, como es habitual en la comarca del condado, de caña, cuerpo de campanas y capitel. Su trazado y forma responde al gusto constructivo de finales del siglo XVIII, tras el terremoto de 1755. La fecha marcada en su veleta, 1829, marca el momento de culminación de su obra. Pero el inicio de la misma posiblemente sea de principios del siglo XVII.

Para su construcción debieron aprovecharse los restos de una antigua torre vigía que existía con anterioridad al propio edificio de la iglesia y que corresponde con el primer cuerpo de la torre. Según Pascual Madoz se trataba de la “mejor de la provincia, por lo sólido de su fábrica y buen gusto”. Por estas palabras hemos de suponer que su construcción supuso un gran impacto en la época.

En el caso de Beas no parece que nuestra torre guarde relación con las torres de vigía para defender la costa andaluza llamadas almenaras. No obstante para levantar este edificio se podían haber empleado restos de una torre defensiva anterior de la época musulmana, de los siglos XII o XIII. En los inicios y primer tramo de la torre se emplean piedras, posteriormente se comienza a usar el ladrillo lo cual nos indican dos momentos constructivos.

En 1694, se coloca en la torre la campana de Santa Rosalía quedando inaugurado el campanario. En esta época el edificio podía medir unos 22 metros de altura hasta el cuerpo de campanas, hoy día es el actual cuerpo de balcones. En 1725 se construye un pequeño capitel y una nueva escalera interior.

La imagen actual que vemos de la torre se corresponde a su último impulso constructivo tras el terremoto de 1755. En estos momentos se decide hacer un nuevo campanario y reformar el anterior adosándole la balconada, conforme a los gustos de la época: neoclasicismo con ciertos tintes barrocos.

En los años 1996/97 la torre fue restaurada cubriendo los ladrillos y piedras de su fachada, muchos de ellos al descubierto por el paso de los años y fue pintada con el color que presenta hoy en día.